7. BYE BYE KURDISTAN

A las cosas por su nombre

Gente humilde y trabajadora nos hemos topado por estos lares. Gente que sufre estoicamente una ocupacion en toda regla por parte de la vecina Turquia. Gente que nos ha respetado y alegrado los estomagos con te calentito cuando temblabamos de frio.

No les perdonamos, sin embargo, que no fumen sheesha. Nos han matado.

Atravesar las montanias del Kurdistan en abril puede parecer, a simple vista, un poco arriesgado. Pero no habia otra y hubo que hacerlo. Hemos tenido de todo aunque visto lo visto podemos afirmar que en el computo general hemos tenido suerte.

Sin embargo no podemos negar que hemos chupado frio y que no lo hemos pasado muy bien con los (putos) perros, pero eso se pasa, como todo.

Nuestra despedida no podia ser de otra manera, coronando un puerto de 2550 m y pasandolas canutas soportando la ventisca de la bajada...

Esperamos que al descender a los valles, Georgia nos de un poco de calorcito... y vino tinto que caliente a estos dos pobres ciclistas.

6. DE KARS A LA FRONTERA

La omnipresente bandera turca en el castillo de Kars. Debajo se puede leer: "Patria, Tu, Gratitud, Deuda".

Es bastante evidente el pasado ruso de la ciudad. Algunos edificios nos recuerdan imagenes de Siberia. El frio tambien.

Coincidimos con la feria de ganado. Hay un buen ambiente y se cierran los tratos con un chai.

Hace falta algo mas que una vara de avellano para detener 500 kilos de puro instinto.

No va a ser todo fotografiar crios sonrientes, a saber la de heladas que le han caido a ese gorro, y la de historias que nos podria contar este abuelo.

No nos detenemos a preguntar el precio de los adosados en este pueblo. Los inviernos tienen que ser para echarse a temblar.

Se anunciaba borrasca, y justo aparecio cuando coronabamos este puerto. Nos sentimos insignificantes entre semejante follon. Solo queda apretar los dientes y pensar en los valles georgianos que nos esperan al otro lado.

5. DE VAN AL MONTE ARARAT

La salida de Van es majestuosa. Luce el sol y eso nos anima.

El lago Van se nos presenta inmensamente bello y relajante

Y pedalear asi bien compensa el frio que hace...

Dormimos oyendo el golpeo violento del agua que cae de las cataratas de Muradiye. Y lo hacemos al calor de una hospitalaria estufa...y no porque los locales nos adviertan de la peligrosa presencia de lobos que nos pueden comer...

Salvo los ladridos de los perros y algun que otro camion, el resto es pura sinfonia para nuestros oidos.

Vivir por encima de los 2000 m tiene que ser muy pero que muy duro.

Estamos en su territorio: las ovejas tienen prioridad para cruzar la carreteraDos Abuelos y dos destinos

Pero que "machotes" estos ciclistas, no os dan pena?

Con el frio que hace...

y pedaleando sin parar, como si fueran Forrest Gump

Más que “machotes”, la palabra que mejor les definiría es la de “felicianos”. El puertecito de marras no tenía excesiva complicación a priori, pero la nieve les esperaba en los últimos kilómetros para apuntarse a la fiesta.
Para hacer la ascensión más emocionante, tres mastines tiran a Aitor de la bici y no se lo meriendan allí mismo porque Allah no quiere.
Para rematar la mañana, las esperadas vistas del monte Ararat tendrán que ser en otra ocasión, ya que la montaña está cubierta por las nubes.

La idea era llegar a Doyugabazit y entrar por la puerta grande en Iran. Desgraciadamente los funcionarios iranies, como los de todo el mundo, no son muy aficionados a dar el callo y no emiten visados durante su festividad de anio nuevo, que dura un mes. Las montanias de los Pamires y Karakorum no pueden esperar y decididmos, con el corason partio, girar al oeste y entrar en Georgia y Azerbayan.

El Ishak Pacha se levanta orgulloso sobre el pueblo

Cualquier sitio es bueno para almorzar...nos ofrecen tomar parte de el pero declinamos su invitacion, debemos continuar la marcha

Aunque por la maniana se puede ver la cima, al mediodia el monte Ararat (5100 m) se nos muestra timido y se protege las vergüenzas con las unicas nubes del cielo.

4. CAMINO A VAN

Cuando preguntamos a los locales acerca de la carretera hasta el siguiente pueblo, nos aseguran que es llano, trazando una línea horizontal en el aire, pero en los casi 500 kms. desde Urfa hasta el Lago Van, no hemos visto prácticamente un miserable kilómetro llano.
Rodamos todo el día por innumerables toboganes, acabando la jornada a la misma altitud de la mañana, pero los altímetros registran una subida de más de 1000 mts. de desnivel.

La presencia militar es impresionante. Controles y mas controles. Nos adelantan tanquetas y pasamos bajo la atenta mirada de militares turcos que estan apostados en cada esquina, en cada pueblo, en cada colina. Viven encerrados en su propia carcel ajenos completamente a la vida de los pueblos, donde sus habitantes hacen la vida que se les deja hacer y donde esperan tiempos mejores...

Hay muchas cosas que nos recuerdan a Mongolia: los pueblos rodeados de verde y perdidos en la nada, las casas, las tapias, los "WC"...

Aunque sean filosofias de viaje similares nos separan unos cuantos caballos de potencia

No hay valor para enfrentarse al equipo local

Como en tiempos de nuestras amonas la colada se hace en los rios...

unos rios que desgraciadamente tambien hacen de vertederos...

Biciviajer@s que han recorrido estas tierras coinciden en señalar el mal estado del firme. La falta de mantenimiento, el paso continuo de quitanieves… el caso es que hay tramos con tanto bache, en los que como suele decir Biciclown, se te aflojan hasta los empastes de tanto botar.

Tipica terraza kurda: mesas bajas, taburetes enanos y testosterona

Segun nos acercamos al lago Van vamos cogiendo altura y con ella entra en escena la nieve y el frio. El clima es increiblemente cambiante, puede llover, nevar o despejarse en media hora.

Estas imagenes podrian colar como tomadas en tierras patagonicas... solo el canto a la oracion nos recuerda donde estamos

El ferry que cruza el lago de Tatvan a Van no tiene horario fijo. Sale cuando llega el tren, normalmente lleno de iranies. Las vias llegan hasta el mismo lago y los vagones entran hasta la cocina

A las 2:30 de la madrugada, y tras recorrer los 7 kms que separan el embarcadero del pueblo, llegamos al único hostal que se digna a abrirnos con unos perros callejeros y un solitario barrendero como únicos testigos.